¿Alguna vez sentiste inseguridad y/o vergüenza por tu apariencia física?
Los estereotipos de la belleza tan instalados en nuestra sociedad, y amplificados por las redes sociales, pueden actuar de manera negativa generando inseguridades, miedos y ansiedades como efecto las comparaciones y autoexigencias referidas a un ideal inalcanzable. Los mismos pueden afectar la autoestima de muchas personas, que llegan a sentirse rotas, falladas, marginales cuando no alcanzan el ideal de su género, en especial es una gran fuente de sufrimiento para las mujeres.
El verano, los trajes de baño, la playa, la pileta generan situaciones que exacerban esos sentimientos negativos.
En la última década, el crecimiento de las redes sociales tuvo un efecto importante en las personas, lo que aumentó dicho malestar.
La disposición de distintos filtros de las imágenes digitales que alteran de forma leve o exagerada la apariencia e incluso modifican o eliminan imperfecciones, hace que cada vez sean más los usuarios en busca de un modelo de belleza hegemónico, imposible de alcanzar incluso para las y los más bellos, como las personas que trabajan de modelos. Estos dos videos retratan aquello que las redes pueden hacer con una imagen
Para algunas personas, esta preocupación puede convertirse en un problema mayor llamado Trastorno Dismórfico Corporal (TDC). Se define como la preocupación excesiva por un defecto mínimo o imaginario en la apariencia física de una persona, que provoca un deterioro en la calidad de vida. Genera comportamientos como mirarse de forma constante en el espejo o buscar cualquier alternativa para disimular o modificar el supuesto desperfecto con el estilo, el maquillaje o la ropa. Asimismo, suele creerse que los demás ponen especial atención de manera negativa en ello temiendo ser juzgadas, y se realizan comparaciones constantes con la apariencia de los demás, buscar la aprobación de los demás, intentar procedimientos estéticos con poca satisfacción, que lleva a reanudar los intentos e incluso se llega a evitar situaciones sociales.
Los síntomas o signos más comunes de las personas que tienen TDC son:
La preocupación por la apariencia, los pensamientos excesivos y los comportamientos repetitivos pueden ser indeseables, difíciles de controlar e insumen tanto tiempo que pueden causar problemas en la vida social, trabajo, escuela u otras áreas de funcionamiento. Este cuadro puede poner en riesgo la salud, activar cuadros depresivos y fobias sociales.
Quienes se obsesionan de este modo, suelen hacerlo con el rostro (nariz, cutis, arrugas, acné y otras imperfecciones), cabello (apariencia, debilitamiento y calvicie), piel (apariencia y venas), tamaño de las mamas, tamaño y tono muscular, genitales.
La preocupación porque la constitución corporal sea demasiado pequeña o no sea lo suficientemente musculosa (dismorfia muscular) ocurre casi exclusivamente en los hombres.
Quienes padecen el trastorno dismórfico corporal suelen realizar demandas de intervenciones médico-quirúrgicas, que estarían claramente contraindicadas.
¿Cuándo debes hacer una consulta?
Si detectás signos compatibles con TDC, es fundamental el acompañamiento terapéutico y trabajar en la reducción de síntomas depresivos, la percepción de sí y la autoestima.
La vergüenza y la pena por tu aspecto pueden impedir que busques un tratamiento adecuado. Pero si tienes algún signo o síntoma, consulta a un profesional de salud mental, ya que generalmente no mejora por sí solo. Si no se trata, es posible que empeore con el tiempo y provoque trastornos de ansiedad, baja autoestima, retraimiento social, trastornos de alimentación, abuso de sustancias, riesgo de desfiguración debido a intervenciones quirúrgicas repetidas, depresión grave e incluso pensamientos y conductas suicidas.
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Fuentes: