"Estimada Dra.:
Soy M. y le escribo de nuevo para consultar sobre otro tema que me molesta mucho respecto a la enfermedad mental de mi alguien y me pregunta sobre su salud, me da un poco de vergüenza contar que tiene una enfermedad mental. No sé qué decir porque me parece que queda como que mi familia no es normal. Me parece que nos juzgan cuando cue parientes y amigos saben de su internación y algo tengo que decir. En general, lo recuerdan como una persona normal y yo contesto como si él estuviera sano. De todas formas, nadie vino a verlo a casa, excepto unos amigos internado.
¿Qué digo cuando me preguntan cómo está?"
Estimado M.:
Al igual que en mi respuesta anterior, te recomiendo que la familia comience una terapia para poder hablar de las transformaciones que les impone la ejemplo, las emociones que les produce.
Vamos al tema de la vergüenza: no hay familias perfectas, todas tienen algún problema y las instituciones para enfermos mentales no fueron inventadas para tu hermano en particular. Las enfermedades de la humanidad.
La diferencia con otras familias, es que la enfermedad de tu hermano es visible, y de ahí que te sientas expuesto.
Además de la visibilidad, la vergüenza se debe a lo que vos suponés que los ot piensan de los motivos de la enfermedad.
Aquí hay que considerar varios aspectos. Por lo pronto, no hay acuerdo en cuanto al origen de las enfermedades mentales. Se considera que no tienen una única causa, sino que es el resultado de una compleja inte psicológicos, y hay quienes consideran que puede haber una causa orgánica subyacente.
En base a estos factores se establecen distintas terapéuticas para el tratamiento de la enfermedad.
También hay que considerar que cuando no hay consenso sobre el origen de la enfermedad, la ciencia elabora teorías (distintas versiones para explicar un hecho), y las personas crean explicaciones de los hechos para poder sentir que tienen control sobre ellos, por ejemplo, el control sobre una enfermedad. En este caso sería: si en una familia hay un enfermo mental es porque no es “normal” o tiene muchos problemas, entonces la que no tiene un enfermo mental es “normal”. La sociedad se maneja con determinados saberes de sentido común, que incluyen consideraciones respecto a la “normalidad” del funcionamiento familiar que sirven para interpretar el mundo que nos rodea y que guían la conducta ante el fenómeno, persona o situación de que se trate.
Como esas representaciones son co sociedad (se tenga o no se tenga un familiar enfermo), puede aparecer ese sentimiento de vergüenza, por la comparación con los demás.
El sentimiento de vergüenza se relaciona con la autoestima. Es probable que el impacto de la enfermedad en la familia afecte la autoestima de sus integrantes, por considerar que hay algo malo o se es menos que los demás, etc., y de ahí que aparezca esta vergüenza al sentirse expuesto ante otros.
Por otra parte, todos los seres hum necesitamos aprobación. La autoestima sería una forma de medir cómo nos desempeñamos ante los ojos de los demás.
Las comparaciones respecto a los demás pueden ser en distintas áreas (el éxito económico del jefe de familia, el éxito escolar o profesional de los hijos, y también en la existencia de enfermedades en la familia).
Mediante esa comparación las personas se posicionan en una escala respecto a los conocidos. Cuanto menor la autoestima, mayor es la tendencia a la comparación.
La comparación me sirve para establecer parámetros, por ejemplo: si todos los que tienen esta enfermedad tienen dificultades para dormir, se trata de un síntoma de la enfermedad y no de un hábito de una persona en particular.
En general, los padres de jóvenes sin enfermedad mental comparan las conductas de sus hijos con sus pares y se preocupan si sus conductas no se corresponden a la de otros jóvenes en iguales condiciones.
Es importante tomar grupos con cierta homogeneidad pa ejemplo: si un joven no estudia ni trabaja, pero no se droga ni se alcoholiza y comparo su conducta con la de un adicto, la conclusión puede ser que el primero no tiene problemas porque no es adicto. Pero no funciona de esta manera. En realidad lo dos tienen problemas, pero de distinta índole.
Lo mismo sucede cuando una familia compara a su hijo o hermano enfermo con el resto de los jóvenes de la misma edad que no tienen una enfermedad mental, la conclusión va a ser que están últimos en la escala.
En estos casos no sirve la escala, porque no una realidad distinta que se mide con parámetros distintos.
Por eso es importante el encuentro con familias que pasan por la misma situación, con hijos de edades aproximadas, porque esos padres y esos hijos son los par para calibrar los aciertos y los errores y lo útil de lo inútil de lo que se está haciendo.
Si utilizo el parámetro equivocado, la tendencia va a ser el aislamiento familiar, o sea, la falta de inserción social, y la soledad o ausencia de situaciones tienen repercusiones negativas en la salud.
Ahora bien, también como vos decís, puede que la familia y los amigos anteriores a la enfermedad de tu hermano no los visiten. Ante esto hay que revisar la conducta de Uds. como familia. No impidan que el que quiere ayudar o visitarlos lo haga, porque es recreativo para toda la familia. ¿Qué decir ante las preguntas sobre tu hermano? La verdad, y contestar estrictamente lo que se pregunta.
La familia debe diferenciar que ya no está en un momento de crisis. Si tu hermano está en la casa, componiendo su vida, realizando actividades, etc. es porque está bien.
Uds. en primer lugar deben tratarlo como la persona que es y no como un enfermo
La enfermedad crónica, más cuando se trata de una enfermedad mental, hace que se refieran a la persona a través de su enfermedad, por ejemplo: “Luis, el que tiene… (Nombre de la enfermedad)” o “Luis, el… (Nombre de la enfermedad)”. En realidad es Luis, al que le gusta la música, el fútbol, fanático de tal cuadro, buen bailarín, mal cantante, etc. Ante todo, tu hermano es una persona con un nombre, con sus características, su personalidad, sus gustos, sus amigos, etc. y la enfermedad no impide que siga siendo la persona que siempre fue y continúa siendo.
La enfermedad, es un aspecto del que hay que ocuparse, pero no debe convertirse en el rector de la vida de los integrantes de la familia.
Volviendo al tema de las relaciones sociales, es muy bueno que tu hermano haya hecho amigos y que se visiten. No desalienten estas amistades, porque son personas que pasaron por una situación similar y lo pueden comprender.
Compartieron vivencias que son intransferibles fuera de ese núcleo. Es importante que tu hermano tenga amigos con quienes fuera de la casa, que siga conociendo otras personas.
La enfermedad es un punto de inflexión que no todos los vínculos pueden superar.
No se cierren a las amistades que los pueden acompañar en este proceso, pe estén dispuestos a crear nuevos vínculos a partir de ahora.
Hay relaciones que no resisten el paso del tiempo, otras no resisten la crisis de salud. La irrupción de la enfermedad, es una etapa que requiere reorganización. Es un cambio del que también se puede salir fortalecido.
No dudes en consultar las veces que lo consideres necesario.
Dra. Vera Bail