"Estimada Dra:
Mis tíos se volvieron cuidadores permanentes de gente. Cuando se enfermó mi abuelo lo llevaron a la casa y lo cuidaron hasta que murió. Unos 5 años antes de eso, se habían llevado a la suegra también enferma y la cuidaron unos dos años hasta que murió. Ahora están pensando en cómo cuidar a una hermana de mi tía, de unos 55 años que comenzó a desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Además, cuidan a sus nietos en forma sistemática, van a buscarlos a los tres a la escuela y los llevan a almorzar a su casa todos los días. Esto es porque ellos quieren. Son personas que tienen unos 60 años, que pueden disfrutar de la familia y de salidas, pero eligen cuidar a otros. Incluyen a sus hijos en el cuidado, porque cuando no pueden le piden a algún hijo que se quede a cuidar al familiar de turno, y en la etapa final contratan al personal que sea necesario. Los familiares que ellos cuidan, tienen otras personas que pueden hacerse cargo, tales como sus propios hijos. El cuidado en determinados momentos es el motivo por el cual no participan de festejos familiares, y también es el motivo por el que no viajan juntos a visitar a un hijo, nuera y nietos, que vive en el exterior, porque no pueden ausentarse al mismo tiempo. Me parece poco saludable, pero no tengo opciones para ofrecer."
Rosa de Mendoza
Estimada Rosa:
Entiendo la impresión que te causa el hecho y la dificultad en tomar una resolución en cuanto a la pertinencia de hacer un planteo al respecto.
Como se ha dicho anteriormente, cuando uno interviene para romper una dinámica de cuidado, es porque tiene que estar dispuesto a asumir un compromiso.
Hay que partir de la base de que en nuestra sociedad, cuidar a nuestros familiares es un mandato social, no se cuestiona, y además todas las culturas tienen comportamientos de cuidado previstos para estas circunstancias.
Es llamativo que tus tíos se presten para brindar estas atenciones siempre, incluso cuando los cuidadores principales podrían ser otros. Hay personas que encuentran en el cuidado el objetivo de sus vidas. Los motivos pueden ser muchos, y generan sentimientos encontrados en quienes son testigos de este hábito. Por un lado, produce admiración que una persona esté dispuesta a brindar ayuda a alguien que lo necesita (cuanto más lejano el vínculo mayor la admiración). Por otro lado, y sobre todo cuando se transforma en hábito, provoca preguntarse por qué esa persona necesita estar siempre en esas situaciones, o si hay un afán por generar admiración en quienes lo rodean. Esto responde a características de personalidad, carencias, comparación con los otros, etc. La conducta altruista siempre proporciona un beneficio personal: sentirse bien. Pero siempre representa un beneficio para los otros, porque efectivamente se hace un bien.
Si alguien se ocupa del cuidado de otra persona, y brinda solución a un problema, es difícil que otro quiera competir y quitarle esa posibilidad.
Hay que reconocer que es una tarea ardua la que se imponen tus tíos y que la familia entera puede estar tranquila si pasa por crisis de salud, ya que ellos parecen tener la disposición emocional y material para hacer frente a momentos difíciles y de alto costo financiero.
Queda claro que cuidar a los nietos es distinto, para los abuelos es en general un placer, pero entiendo por lo que decís que consiste en una responsabilidad y ayuda cotidiana, que excede lo exclusivamente placentero.
El hecho de cuidar hace que una persona pueda desarrollar y demostrar una habilidad en el cumplimiento de una tarea. Cuando una persona se sabe hábil en algo (cuidar, jugar al fútbol, cocinar, etc.) su autoestima aumenta. Es difícil que una persona deje de hacer algo en lo que se destaca, y por ende, que lo hace sentir mejor. Es probable que la familia le reconozca el importante papel que han jugado durante las crisis de salud, y que ahora vuelven a desempeñar. Además de aumentar la autoestima, ser el cuidador da poder. Tienen autoridad para tomar decisiones importantes, y si le piden a uno de sus hijos que se haga cargo de una tarea referida al cuidado, difícilmente pueda oponerse o plantear algún reparo. Es más, es probable que deje cualquier obligación para cumplir con el pedido, aún si el momento que eligieron para el requerimiento no es oportuno.
De esta forma, contar con el prestigio de ser cuidadores siempre, les puede dar un cierto poder sobre el resto de la familia, o al menos sobre los que deberían estar involucrados en el cuidado.
En el caso de los nietos, esta tarea los habilita a dar indicaciones sobre la educación y opinar sobre temas que son privilegio de los padres. Es decir, darle poder a otras personas, tiene un costo. Los implicados tienen que evaluar los costos y los beneficios de esta situación. Nadie cuida mejor que los abuelos y el precio puede ser la intromisión.
Vos decís que tus tíos no viajan juntos porque siempre están cuidando a alguien. Hay que preguntarse si ellos quieren viajar juntos o si el rol de cuidadores les resulta funcional para hacer viajes por separado.
En estos aspectos, nadie debe meterse. Las parejas tienen acuerdos, y nadie tiene derecho a inmiscuirse, siempre y cuando ambas partes no estén molestas, y tus tíos parecen no estarlo. Puede que a vos te parezca que lo mejor para ellos es viajar juntos e ir a visitar a su hijo, nuera y nietos, pero que para ellos sea un placer ir cada uno por su lado. Parecen tener un equilibrio respecto a estos temas, y vos no mencionas fisuras en la relación o discrepancias en cuanto a la resolución de cuidar a quién sea. Además, no tienen ninguna obligación de exponer estos temas ante los demás.
La verdad es que si ellos no manifiestan tener inconvenientes, no es apropiado hacerles planteos al respecto. Son los demás los que, ante la enfermedad y los cuidados, deben decidir si van a asumir el compromiso de cuidar o lo van a dejar en manos de esta pareja.
Es verdad que no cuidar a alguien puede traerles un desequilibrio, pero ellos no consideran tener un problema.
El aspecto en que se puede intervenir, y de hecho es preocupante, es el retraimiento social que les impone el cuidado. La retracción de la red, la no participación en eventos y festejos familiares es un indicador de descuido personal. Ya sea en el hecho de no brindarse tiempo para cada uno en actividades placenteras, como en la merma de interacciones sociales.
Creo que esta es la sugerencia familiar a realizarles. Convendría hablar con la familia para plantearles la importancia de la planificación de tareas que no tengan que ver con el cuidado, porque esta es la forma de cuidar su salud para poder seguir cuidando. Además, participar de actividades por fuera del cuidado, también es una red de contención cuando el cuidado finaliza. Espero que tengan éxito con esta propuesta.
Dra. Vera Bail