Cada día es más común encontrar niños o niñas alérgicos/as a la proteína de la leche de vaca, en el día mundial de la alergia, te contamos cuáles son sus síntomas, como tratarlo y cuál es la diferencia entre ser alérgico a la proteína de leche de vaca y ser intolerante a la lactosa
La confusión entre ambos términos es frecuente, sin embargo, si bien comparten algunos síntomas, son dos afecciones que producen en el organismo efectos totalmente diferentes.
La leche dentro de su composición, además de grasas, vitaminas y minerales, tiene proteínas y carbohidratos (azúcares). El principal azúcar de la leche es la lactosa.
Cuando se habla de alergia se refiere a una reacción excesiva del sistema de defensas de nuestro organismo (sistema inmunológico) frente a las proteínas de la leche.
Y la intolerancia, se refiere a la incapacidad del intestino para digerir la lactosa (el azúcar de la leche) porque hay una disminución de la enzima que la desdobla. La enzima encargada de desdoblar la lactosa se llama lactasa y se encuentra en las células del intestino. Por tanto, no es correcto hablar de alergia a la lactosa. Los términos correctos son intolerancia a la lactosa y alergia a la proteína de leche de vaca.
Alergia a la proteína de leche de vaca.
Cuando los alimentos causan una reacción alérgica, no siempre es fácil detectar qué alimento la provocó.
Para evaluar si tú o tu hijo/a tienen alergia a la leche, el médico te recomiende una o ambas de las siguientes pruebas:
Para realizar un diagnóstico preciso debes acudir al médico, quien determinará el tratamiento específico que tu hijo o hija necesitan. La única forma de prevenir una reacción alérgica es evitar la leche y sus proteínas, si estas amamantando, tendrás que cambiar la dieta a una restrictiva en proteína de leche de vaca.
La alergia a la proteína de la leche de vaca es poco frecuente en adultos.
Intolerancia a la lactosa
Las personas que tienen intolerancia a la lactosa no pueden digerir el azúcar (lactosa) que contiene la leche. Se debe a la escasez de una enzima que se produce en el intestino delgado (la lactasa). Una persona puede tener niveles bajos de lactasa y aun así ser capaz de digerir productos lácteos. Sin embargo, si los niveles son muy bajos, se produce la intolerancia a la lactosa, y los síntomas comenzarán a aparecer después de ingerir productos lácteos como diarrea, gases e hinchazón.
Los siguientes son factores que pueden hacer que tú o tu hijo sean más propensos a tener intolerancia a la lactosa:
Mira el cuadro comparativo para entender mejor las diferencias entre ambas alergias.
Fuentes:
mayoclinic.org
mayoclinic.org
fenil.org