Actividad física y salud mental

El aumento de los niveles de estrés se convirtió en un problema para la salud física, mental y emocional de la población en general. 

El estrés psicológico es un factor de riesgo para el padecimiento de trastornos mentales y del desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, que generan la mayor mortalidad y carga de la enfermedad.

El estrés de corta duración suele manifestarse en ansiedad, nerviosismo, distracción, preocupación y presión.

Si el nivel de estrés aumenta o dura por más tiempo, puede tener otros efectos físicos como dolor de cabeza, tensión o dolor muscular, dolor en el pecho, fatiga, cambios en el deseo sexual, malestar estomacal y problemas de sueño. La persistencia del estrés afecta el estado de ánimo aumentando la agitación, la falta de motivación o de concentración, el agobio, la irritabilidad o ira, la tristeza o depresión.

Y los efectos más comunes del estrés en el comportamiento son: comer en exceso o comer poco, abuso de alcohol o de drogas, consumo de tabaco, retraimiento social y hacer menos ejercicio.

Si los síntomas son leves y temporarios, el estrés puede aliviarse por medio de técnicas para sobrellevar la situación, tales como aprender a relajarse, apartarse por un tiempo de las causas del malestar. Sin embargo, si los síntomas son severos, es posible que necesite ayuda médica y psicológica para poder identificar la raíz de su estrés y la mejor forma de manejarlo.

Los comportamientos como mirar televisión, navegar por internet o jugar videojuegos, parecen relajantes, pero pueden incrementar su nivel de estrés con el tiempo.

Ante esto, una de las recomendaciones más comunes es aumentar el nivel de actividad física.

Un estudio realizado en Colombia demostró que el estrés psicológico percibido en adultos disminuye sensiblemente con la actividad física. También, en España, estudios poblacionales aportaron evidencias sobre el impacto en la mejora de la salud mental por realizar algún tipo de actividad física, comparados con individuos inactivos. 

¡Practicar ejercicio mejora tu salud física y emocional!

Estos son algunos de los beneficios:

  • Libera sustancias químicas que nos hacen sentir bien: el ejercicio libera endorfinas, unas sustancias capaces de crear sensación de relajación y felicidad. Incluso algunos estudios han demostrado que el ejercicio físico es capaz de aliviar ciertos síntomas de la depresión o ansiedad.
  •  Calma las tensiones: hacer actividad física mejora la habilidad de nuestro cuerpo a la hora de tratar el estrés que generan las preocupaciones diarias. Ello se debe a que el ejercicio también incrementa la producción de norepirefrina (noradrenalina), un químico que puede moderar la respuesta del cerebro al estrés.
  • Disminuye el nivel de ansiedad: los neurotransmisores liberados durante y después de practicar ejercicio pueden ayudar a la gente que sufre ansiedad a calmarse. Un paseo en bicicleta o algún ejercicio aeróbico de media o alta intensidad, pueden reducir los síntomas que la ansiedad produce.
  • Mejora la confianza en uno mismo: la actividad física es capaz de aumentar la autoestima. Tener autoconfianza mejora sus relaciones sociales.
  • Previene el deterioro neurocognitivo: tener hábitos saludables, como una buena alimentación y realizar actividad física de manera regular, puede ayudar a disminuir el deterioro cognitivo, aumentando las sustancias químicas del cerebro que ayudan a evitar la degeneración del hipocampo.
  • Mejora la memoria: practicar ejercicio regularmente mejora la memoria y la habilidad de aprender cosas nuevas, al aumentar la capacidad cerebral e incrementar la producción de células del hipocampo.
  • Ayuda a controlar adicciones: la práctica de ejercicio puede ayudar en la recuperación de las adicciones, pues las sesiones cortas de ejercicio tienen un efecto positivo en la valía personal y la sensación de plenitud.

Con sólo unos 30 minutos de actividad, de 3 a 5 veces a la semana, se puede mejorar el estado anímico.

Fuentes: