¿Por qué es importante detectar temprano las señales de violencia de pareja?
Garantizar el derecho a una vida libre de violencias para mujeres y niñas es una obligación del Estado de acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos y los estándares establecidos tanto en el marco del sistema regional como universal de protección. Argentina ha asumido la obligación de garantizar este derecho a partir de la ratificación de los instrumentos internacionales (entre ellos, la Convención de Belém do Pará y la Convención CEDAW) fortalecida a partir a sanción de la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales (Ley 26.485) en el año 2009 (en adelante, la “Ley de Protección Integral”).
En el año 1996, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la violencia como un importante problema de salud pública en todo el mundo e instó a los estados miembros a evaluar la dimensión del problema, invitando al desarrollo de actividades de salud pública con objeto de definir su magnitud, evaluar sus causas e identificar sus repercusiones en salud.
La violencia contra la pareja se produce en todos los países, en todas las culturas y en todos los niveles sociales sin excepción, aunque algunas poblaciones corren mayor riesgo que otras (OMS, 2002). Está presente en muchos hogares tiene consecuencias para todas las personas que integran las familias.
En el año 2020 publicamos la investigación Invertir en prevención de la violencia doméstica ¿opción o necesidad? los costos de la violencia doméstica hacia las mujeres y su impacto en el ámbito sanitario y laboral: estudio en la Ciudad de Buenos Aires realizada a partir de un esfuerzo colaborativo entre tres instituciones, ELA - Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, OSIM - Obra Social de Personal de Dirección, y la Universidad ISALUD.
Este estudio tomó como base de análisis Encuesta sobre la “Percepción e incidencia de violencia contra las mujeres” en la Ciudad de Buenos Aires del año 2018. Tomando como base las lecciones aprendidas en la realización de la investigación, resulta de gran interés abordar la importancia de la detección temprana de las señales de la violencia.
Está ampliamente documentado el carácter repetitivo de los episodios de violencia y la extensión en el tiempo de las situaciones de violencia doméstica, que está ligada al grado de cronificación del padecimiento como a la gravedad de la situación y al nivel de deterioro de la personalidad afectada, considerando la integridad y capacidad de sobrevivencia de las mujeres.
Si bien no pueden darse precisiones de extensión de tiempos de la violencia, sí podemos hacer referencia a estudios que han revelado la preocupación referida a este tema.
En el informe de las consultas recibidas en la línea 144 durante el año 2018, en relación al tiempo de maltrato, se observa que la mayoría de los casos refieren a situaciones de violencia sostenidas entre 1 y 5 años (40,7%) de duración. Seguidos por los periodos “más de 10 años (24,3%) ” y “de 6 a 10 años” (13,5%). Es decir, el tiempo de maltrato mayor a 5 años correspondió al 37,8% de las personas que consultaron dicho año.
También es significativo señalar que el 14,7% de las mujeres que se comunicaron con la Línea declaran estar (o haber estado) en situación de violencia durante menos de un año.
Un estudio de campo realizado en 2011 en el equipo de Violencia del servicio de Salud mental del Hospital Alvarez (Teodori, 2015) revela que las mujeres habían intentado al menos cinco contactos institucionales previos en búsqueda de ayuda. En promedio, la duración del proceso de las mujeres contactadas ha sido 9,1 años, desde el momento que comenzaron a identificar y comunicar la experiencia de padecimiento hasta el contacto relevado.
Para la mayoría de las mujeres pasan entre 5 y 10 años desde el inicio del maltrato hasta que se denuncia el hecho (Fernández Alonso y col., 2003).
Otro dato interesante que da cuenta de la recurrencia de los episodios y la extensión en el tiempo nos lo muestran las fichas médicas de OVD, donde se consigna que 47% de las mujeres con lesiones había padecido lesiones en ocasiones anteriores.
Entonces, si como vemos la extensión en el tiempo de relaciones signadas por violencia es muy larga, es preciso detectar las señales tempranamente:
Posesión,
Celos y control
Aislamiento social y familiar,
Ira
Chantaje emocional
Limitar y castigar
Amenazas y coacción
Desvalorización y autoritarismo
Avasallamiento
Denigrar e insultar
La exposición a la violencia de género es un factor determinante de la mala salud de las mujeres. La violencia intrafamiliar es un fuente sufrimiento y padecimiento que da origen a problemas de salud. Las afecciones físicas y psicológicas minan la salud integral de las mujeres, además de impedir el derecho a una vida libre de violencia, y la cronicidad agrava todos los cuados.
Sin ser una enfermedad, puede enfermar e incluso causar la muerte (Teodori, 2015).
El abordaje temprano, la asistencia y el acompañamiento a través de un tratamiento psicológico acorde permite la salida a tiempo del vínculo violento, antes de que la misma se prolongue en el tiempo o se agrave en intensidad.