La hipertensión arterial es una enfermedad común que consiste en una elevación sostenida de la presión arterial.
Aquella está determinada por la cantidad de sangre que bombea el corazón y por la cantidad de resistencia a la circulación de la sangre que presentan las arterias. Cuanto más sangre aquel bombea y cuanto más estrechas son las arterias, más alta será la presión arterial. Esos dos factores son los que determinan la presión arterial sistólica o máxima y la diastólica o mínima.
Se considera presión arterial alta cuando la medición máxima es mayor o igual a 140 y la mínima es de 90.
La hipertensión generalmente se desarrolla a lo largo de muchos años y puede afectar a cualquier individuo. La mayoría de las personas con hipertensión arterial no presentan signos o síntomas, inclusive cuando las mediciones de la presión arterial son muy altas, motivo por lo cual se la puede denominar “el mal silencioso”.
Es conveniente que un médico mida la presión al menos cada dos años a partir de los 18 años. A partir de los 40 años o más, o en el caso de tener entre 18 y 39 años con riesgo de hipertensión, la presión debe controlarse todos los años.
Se recomienda controlar la presión en ambos brazos para observar si hay diferencias, al menos la primera vez. El manguito que sostiene el brazo debe ser del tamaño apropiado. El médico recomendará controles de presión más frecuentes si el paciente ya está diagnosticado como hipertenso o si presenta otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular.
EXISTEN DOS TIPOS DE HIPERTENSION:
Hipertensión primaria (esencial)
En la mayoría de los adultos, no hay una causa identificable de hipertensión. Este tipo, denominado hipertensión primaria (esencial), tiende a desarrollarse gradualmente a lo largo de muchos años y es la de más frecuente presentación.
Hipertensión secundaria
Algunas personas tienen hipertensión debido a patologías subyacentes. Este tipo, denominado hipertensión secundaria, tiende a aparecer repentinamente ocasionando una presión arterial más alta que la de la hipertensión primaria. Diversas enfermedades y medicaciones pueden provocar la hipertensión secundaria, entre ellas:
La hipertensión no puede curarse en la mayoría de los casos, pero sí puede controlarse, lo cual requiere de un tratamiento regular de por vida para bajar la presión y mantenerla estable.
Si la hipertensión no se trata, puede desencadenar una serie de complicaciones severas para nuestra salud:
Fuente de datos agregados: https://www.argentina.gob.ar/salud/glosario/hipertension